El miedo del que los padres evitan hablar.
- mariaphipard
- 27 jul 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 jun

Esto es lo que me hubiera gustado que alguien me dijera cuando mi hijo quería morir.
No sé si esta sea también tu historia, pero cuando mi hijo padecía de ideación suicida, la emoción que más recuerdo no era tristeza ni enojo. Era miedo.
Tenía miedo de no poder ayudarlo. Miedo de no encontrar a los profesionales adecuados que deveras lo ayudaran. Miedo de que el mundo lo lastimara más. Miedo de decir algo equivocado que provocara una crisis y que pudiera perderlo para siempre.
Y por las noches, cuando entraba de puntitas a su cuarto para ver si todavía respiraba, decía una oración en silencio y contenía el aire al tocarle la cara o los pies… rogando a Dios que todavía estuvieran tibios. Que aún estuviera aquí.
Así es como luce el miedo cuando eres un padre en crisis.
Un miedo que nadie nos enseñó a manejar
Cuando tu hijo quiere morir, de repente enfrentas algo para lo que nadie te preparó.
Sabes qué hacer con una rodilla raspada o un corazón roto. ¿Pero cómo se cura el espíritu de un hijo que ya no quiere vivir?
No se puede vendar. No se puede inyectar esperanza. No se le puede obligar a tener ganas de vivir.
Y esa impotencia… da un terror inmenso.
Tal vez no viste las señales.Tal vez te tomó totalmente por sorpresa.Tal vez estás culpándote a ti o a alguien más.
Eso es parte de la reacción de lucha o huída que viene con el miedo.
Luchar o huir: Ninguna de las dos ayuda a tu hijo
El miedo causa reacciones raras en los padres.
Algunos reaccionamos atacando: culpamos a la escuela, al otro padre, a los amigos… incluso al propio hijo. Otros se apagan por completo: dejan todo en manos de los profesionales y se hacen a un lado, por miedo a empeorar la situación.
Las dos reacciones son entendibles. Ninguna de las dos es útil.
Lo que tu hijo necesita es liderazgo informado, presente y valiente.
Tu hijo te necesita con él. No tienes que ser perfecto. Permanece presente.
Tal vez te sientas desgarrado. Pero aún así, eres la persona más importante en la vida de tu hijo.
Los profesionales de salud mental pueden apoyarlo. Pero tú eres quien lo recibe en casa, ahí es donde la sanación ocurre o no.
Tu hogar necesita ser:
✅ Emocionalmente seguro
✅ Tranquilo pero con estructura
✅ Abierto a escuchar sin juzgar y sin querer imponer ni reparar
✅ Basado en el respeto y el amor, no en el control ni el miedo
Quitarle la puerta del cuarto o controlar cada aspecto de su vida puede ser contraproducente. Pero también lo es evitar las preguntas difíciles o dejar todo en manos de otros.
El secreto está en el equilibrio: estructura + compasión, claridad + empatía.
Déjalo liderar… pero no del todo
Tu hijo puede participar en su sanación. Permítele usar herramientas que le ayuden a sobrellevar el dolor de forma segura. Escúchalo hablar de sus emociones sin juzgar. Pregunta sus preferencias cuando escoges a su terapeuta, hombre, mujer, joven, maduro, si tiene idea de lo que quiere trabajar en terapia. Hazle saber que su voz importa, y que hay cosas en su vida que puede controlar.
No debe cargar con todo el peso de las decisiones, pero sí necesita sentirse parte del equipo.
Ahí es cuando comienza a pensar:"Tal vez sí valgo. Tal vez sí soy capaz. Tal vez sí quiero continuar viviendo." "Tal vez esta vida vale la pena."
No tienes que hacerlo sola
Cuando pasé por esto, no sabía a quién acudir. Cometí errores. Me paralicé. Dejé que el miedo me guiara.
Pero con el tiempo, entendí algo: Tenía que convertirme en la guía que mi hijo necesitaba. No tenía que ser una madre perfecta. Tenía que ser una madre presente.
Esa experiencia lo cambió todo.Y por eso estoy aquí.
Me hice coach de crianza para familias con hijos batallando con problemas de salud mental e ideación suicida para ofrecer la ayuda que a mí me hizo falta y no obtuve. Para caminar contigo en medio de lo impensable. Para recordarte que la sanación empieza en casa. Y empieza contigo.
Hablemos
Si este mensaje resonó contigo, no estás sola.
Ofrezco llamadas gratuitas para explorar si este apoyo es el adecuado para tu familia y si estás lista para dar este paso tan importante.
Tu hijo necesita una madre fuerte, centrada, valiente. Y tú puedes convertirte en eso, incluso en medio de la tormenta.
O responde este mensaje y cuéntame tu historia. Estoy aquí para escucharte.








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